¿Por qué no puedo parar de comer por la tarde?
Descubre la raíz de tus atracones y cómo empezar a solucionarlo

Empiezas el día con toda la intención de hacerlo bien: un desayuno saludable, un snack de media mañana ligero… y de repente, llega la tarde. Abres la nevera, buscando ese “algo” que calme la sensación de vacío o ansiedad que ha empezado a crecer en ti. Primero, es un trozo de chocolate. Luego, un puñado de galletas. Y antes de darte cuenta, sientes que has perdido el control.

Después llega la culpa: “Otra vez lo he hecho… ¿Por qué no puedo controlarme?”

 

Pero, ¿sabes qué? No se trata de falta de fuerza de voluntad. Hay razones más profundas detrás de este comportamiento, y entenderlas es el primer paso para liberarte del ciclo. Y no, no necesitas castigarte. Hay otra forma de relacionarte con la comida.

1. El hambre que no solo viene del estómago

Lo primero que tienes que saber es que este tipo de atracones no ocurren porque “seas débil” o “no tengas autocontrol”. Hay diferentes tipos de hambre que se entrelazan y hacen que pierdas el control:

  • El hambre física: Si no estás comiendo lo suficiente o de forma balanceada a lo largo del día, tu cuerpo llega a la tarde “vacío” y desesperado por energía. Es normal que busque alimentos ricos en azúcar o grasas: tu cerebro los asocia con energía rápida y placer.
  • El hambre emocional: La tarde suele ser el momento donde acumulamos todo el cansancio, el estrés y las emociones del día. A veces, lo que realmente buscamos no es comida, sino una forma de calmar la mente o sentirnos reconfortadas.
  • Hábitos alimenticios desequilibrados: Saltarse comidas, desayunar de forma insuficiente o evitar ciertos grupos de alimentos pueden desencadenar este descontrol.

💡 Haz una pausa y pregúntate: ¿Estoy realmente hambrienta, o estoy buscando alivio para una emoción que no he gestionado hoy? Este pequeño ejercicio de autoconciencia es clave para entender la raíz de lo que te pasa.

2. No se trata de perfección ni de fuerza de voluntad.

 

 

Nos han hecho creer que para “comer bien” hay que tener disciplina, evitar los alimentos “prohibidos” y ser perfectas. Pero esa idea es parte del problema. Cuanto más te restringes, más ansia tendrás por lo que crees que no puedes comer. Y cuando finalmente cedes, es como si el cuerpo dijera: “Aprovecha ahora, porque mañana volvemos a las restricciones.”

¿Y si cambiamos el enfoque? En lugar de intentar controlar la comida, aprende a escucharte y a hacer las paces con ella. No necesitas “ganarte” los alimentos ni castigarte por comerlos. Lo que necesitas es cambiar la conversación interna.

3. Cómo empezar a romper el ciclo de los atracones

 

Pequeños cambios pueden marcar la diferencia. Aquí te dejo tres pasos iniciales:

1.-Haz una revisión amorosa de tus comidas:

No te enfoques en contar calorías ni en comer menos. En lugar de eso, asegúrate de que estás comiendo lo suficiente y de forma equlibrada. Un desayuno completo y una comida nutritiva te ayudarán a mantener estables tus niveles de energía.

 

Muchas veces, los atracones no ocurren por falta de fuerza de voluntad, sino porque llegamos al final del día sin haber comido lo suficiente o de forma equilibrada. La falta de planificación nos lleva a elegir lo primero que encontramos.

Si esto te pasa a menudo, te invito a nuestro taller ‘Platos Saludables para gente sin tiempo’, donde aprenderás a organizar comidas fáciles y nutritivas para evitar este descontrol. 

2.-Cambia la conversación interna:

La próxima vez que tengas un atracón, observa cómo te hablas a ti misma. ¿Te criticas o te muestras compasión? No te castigues por lo que ha pasado. Piensa: “Estoy aprendiendo, y este es solo un paso más en mi camino.”

 

3.- Escucha las señales de tu cuerpo:
Aprende a diferenciar entre el hambre física y el hambre emocional. Antes de comer, hazte estas preguntas:

  • ¿Hace más de 3 o 4 horas que comí por última vez? (Si es así, puede ser hambre física).
  • ¿Estoy buscando un alimento específico, como chocolate o snacks? (Esto puede ser hambre emocional).
  • ¿Cómo me siento en este momento? (Cansada, estresada, sola, aburrida…).

Y si te das cuenta de que es hambre emocional, prueba a hacer una pausa y darte 5 minutos antes de decidir si comer o no. A veces, ese espacio puede marcar la diferencia.

4. Deja la culpa atrás y actúa desde el amor.

Lo más importante que quiero que recuerdes es esto: no necesitas ser perfecta para estar bien. Soltar la culpa es el primer paso para romper este ciclo. No pasa nada si un día tienes un atracón; no te define ni significa que hayas fallado. Lo que importa es cómo decides tratarte después.

¿Y si empiezas a tratarte con el mismo cariño que mostrarías a alguien a quien amas?

5. Da el primer paso hacia una relación sana con la comida.

 

 

Entender lo que te pasa es solo el inicio, pero el verdadero cambio ocurre cuando te permites pedir ayuda y explorar soluciones a tu medida. No tienes que hacerlo sola.

 

Si sientes que el caos del día a día te está afectando y quieres aprender a comer de forma práctica y sin estrés, únete a nuestro taller presencial ‘Platos Saludables para gente sin tiempo’.

Descubre cómo hacer comidas equilibradas en poco tiempo y sin complicarte la vida. 👉 Reserva tu plaza aquí y empieza a cuidarte de verdad.

Conclusión

Romper con los atracones no es cuestión de disciplina, sino de escuchar a tu cuerpo, entender tus emociones y tratarte con amor. No necesitas perseguir la perfección ni vivir en constante lucha con la comida.

Todo empieza cuando decides soltar esa taza hirviendo y darte permiso para cuidarte desde el amor.

«Cuando te quieres de verdad, empiezas a actuar en tu propio favor, no en tu contra.»


Próximo paso:

Si te resuena este mensaje y quieres soluciones prácticas, te esperamos en el taller.