«Soltar la obsesión por el peso ideal y aprender a ser feliz»

¿Por qué nos cuesta soltar ciertas ideas?

 

Ayer en clase de meditación hablamos sobre los apegos, cómo a veces nos aferramos a una idea con tanta fuerza que aunque nos estemos haciendo daño la seguimos sosteniendo y no la soltamos. Si en lugar de una idea, un objetivo… fuera una taza con café hirviendo no dudaríamos en soltarla si vemos que nos estamos quemando. Sin embargo, ¿por qué nos cuesta tanto soltar cuándo son cosas que no podemos “tocar”? 

El mito de la felicidad y el peso ideal.

Y en este caso me refiero a la idea de que para ser feliz necesito tener un determinado peso, o conseguir usar una talla determinada, porque tengo la creencia de que cuándo consiga eso seré feliz.

Las consecuencias de perseguir la perfección.

Pero mientras tanto me estoy haciendo infeliz a mi misma: 

  • porque no me quiero ni me acepto tal cómo soy
  • porque me estoy obligando a pasar hambre
  • porque me estoy obligando a hacer deporte aunque me encuentre mal ese día porque creo que si no voy a hacer ejercicio no tengo derecho a comer determinados alimentos
  • porque sí como un alimento que me he auto prohibido o considero prohibido me trato fatal y me hablo mal a mi misma: “ves si es que no tienes fuerza de voluntad”  (autocrítica constante)

¿Y si me quiero tal como soy?

 

A lo mejor el planteamiento no es “necesito tener determinado peso o determinada talla para ser feliz o para quererme”, porque con esa idea estás persiguiendo una zanahoria que quizá nunca consigas y entonces? nunca vas a ser feliz? 

Amor propio: un enfoque diferente

Quizá hay que darle la vuelta a la tortilla y pensar: “me quiero tal cómo soy” eso no significa resignación sino que ya te quieres tal y cómo eres y precisamente porque te quieres vas a hacer cosas por ti: 

 

  • Me quiero y por eso decido que quiero aprender a comer para honrar mi cuerpo y no para maltratarlo, ni para modificarlo porque ya es perfecto tal y cómo es
  • Me quiero y por eso voy a hacer una actividad física que me guste (bailar, correr, andar, nadar, ir al gimnasio …)  porque me gusta cómo me siento después pero no cómo un castigo porque creo que he comido demasiado o porque es una manera de ganarme la comida 
  • Me quiero y voy a respetar mi cuerpo y si hoy me encuentro mal no pasa nada si no hago ejercicio. 
  • Me quiero y voy a respetar mis señales de hambre y saciedad y voy a comer si tengo hambre. 

Soltar la taza hirviendo: el camino hacia la libertad

 

Y así cuando lo que te mueve es el amor hacia ti todo fluye sólo porque ya no lo haces intentando conseguir un objetivo sino porque te quieres y cuando quieres a alguien le das lo mejor y quieres cuidarlo y que sea feliz. Pues es igual que hacia otra persona pero hacia ti. 

 

Recuerda, soltar la idea de que necesitas ser diferente para ser feliz no es rendirse, es darte permiso para ser quien eres y para empezar a disfrutar de la vida sin esperar a alcanzar un ideal. ¿Estás lista para soltar esa taza hirviendo? ¿Qué podrías empezar a hacer hoy para demostrarte amor y cuidado?

 

 

Si te resuena este mensaje y quieres aprender a cuidarte desde el amor propio, te invito a conocer más sobre nuestra consulta, donde exploramos juntas cómo hacer las paces con la comida y el cuerpo.